Libro & Signo
laura Olivia Hernández
Desde el título “Una historia de la lectura” da la
sensación que el autor delicadamente te deja un libro sobre
tu escritorio, en tu mesa de trabajo en el buró de tu recámara, ahí para que lo abras a tu antojo, te sumerjas en
la historia de hombres y mujeres que se han dedicado a escribir o a leer. Dos acciones que están ligadas
indisolublemente, amorosamente y constantes en el desarrollo de la humanidad.
Leer,
imaginar el libro sobre las rodillas de Aristóteles, escuchar el canto de las
sirenas, vestidas o desvestidas, el deleite de soltar la imaginación y
enfrentar tus propias sirenas. Alberto
Manguel nos lleva de la mano como niños
sobre nuestros pasos lectores, una historia que va como película, desde las
primeras tablillas con escritura, los copistas, la aparición del libro, el poder de la lectura, la insistencia del
símbolo en cada palabra.
¿En dónde
surge la ficción? ¿El texto y el lector están limitados a una
interpretación? En esta historia, San Agustín, Borges, Rilke, Blake van a intervenir ya sea para decirnos cómo
fue su proceso creativo, sus lecturas, sus libros, van aparecer sus obsesiones
y tal vez, descubrirás que han sido las nuestras, porque la lectura va dejando
una huella indeleble en tu memoria, en tu corazón. Eres capaz de robar un
libro, de llorar por tener que abandonar varios libros porque vas a cambiarte de casa, de entrar a la Biblioteca de Londres y
sentarte donde Carlos Marx escribía o
ir a Baker Street y escuchar: “Elementary my dear Watson” mientras el
humo de la pipa inunda la habitación.
“Una
historia de la lectura” es un libro
inacabado, muy lejano a lo dogmático, se lee ligero porque vas anudando tus
lecturas con el texto y a la vez señalas todo lo que te hace falta de conocer. Te
proporciona una lista sin números de autores y libros que necesitamos acercar para ampliar el horizonte del
universo, para abrir el conocimiento y revelar la fuerza de la lectura.
No sólo se
habla del mundo occidental sino también del oriental y aunque sólo dedica unas líneas a las
culturas americanas sí aparecen cuándo refiere al nombre que se dio a María
Tonanzin como un cambio para adoctrinar
a los indígenas. La lectura en voz alta que se realiza en Cuba para los trabajadores
de las fábricas y que tiene su origen en la antigüedad deja de manifiesto un método que se puede
aplicar en nuestras escuelas, plazas
públicas o en las oficinas fiscales para sensibilizar y conducir a la lectura.
El libro
de Alberto Manguel me encantó y confieso que me dio envidia
saber que fue lector de Borges, estaba contenta porque ya se había referido
a Virginia Wolf, Oscar Wilde, Hemingway,
Herman Hesse, Kalfka, San Juan de la Cruz pero, mientras se
consumían las páginas no aparecía Julio Cortázar y ningún mexicano eso me inquietaba un poco, al final menciona al gran cronopio y una sonrisa se
dibuja en mis ojos, sin embargo, falta en este texto un escritor nuestro ¿Ustedes a quién incluirían?