lunes, 20 de abril de 2020


Del cuento
                                     Laura Olivia Hernández
¿Quién de niño o de adulto  no ha experimentado el gusto de contar o escuchar una historia de aparecidos?, ¿y quién no disfruta las pláticas de una y mil cosas que se desmenuzan al calor de una taza de café? No es improbable, el hombre al inventar el lenguaje para comunicarse  lo hizo también  para narrar y recordar su vida y la de sus antepasados.
    Los relatos forman parte de la tradición de todos los seres humanos. Entonces, ¿por qué no todos escribimos esas experiencias? Para caminar por estos senderos, necesitamos abrir nuestro Yo,  dejar a un lado los prejuicios, y además poseer utensilios literarios. La anécdota no es importante, es la cáscara, el antifaz, la punta del iceberg diría Hemingway, a la Literatura le interesa  cómo cuentas esa fábula, la condición humana que soporta, la verosimilitud, la manera de hilvanar los personajes, el tiempo, y el mundo que envuelve.  Condiciones que se pueden aprender a base de lecturas, sobre todo las de los maestros del género.  El cuento ha evolucionado a la par  del lenguaje y la mayoría de las cosas que modifican al hombre. Desde la antigüedad la narrativa es hito de los tiempos: desde  Las mil y una noche, en la Edad Media con  el Mio Cid  y pasados unos años los de Charles Perrault hasta llegar a Edgar Allan Poe, escritor que revolucionó en el siglo XIX la estructura del cuento. Sus teorías vigentes aún marcan una frontera del ayer al ahora. Los textos postmodernos imbrican géneros pero mantienen la base estructural. La brevedad es un atributo, no una condición por lo mismo suele  entrar en una clasificación de novela por su extensión. No. La novela corta o larga cuenta varias historias  y el cuento corto o largo es una sola historia. Julio Cortazár  hace la diferencia con un ejemplo muy sencillo: el cuento es una fotografía, mientras que la novela es la película completa. Existen más escritores de novela que de cuento, es muy difícil dicen algunos y muy  divertido otros  por los elementos a los que se tienen que ceñir.  Si nuestra intención es escribir hay que leer primero. Si somos lectores busquemos la otra historia, la que no está escrita, la que es reveladora de las pasiones del hombre. Le aseguro que disfrutará más su lectura podrá mirar a su marido, a su mamá, a su suegra, a usted mismo, a todos los personajes  que integramos este planeta, principales semilleros de los cuentos.  
    El acercamiento a la lectura de este género es cada vez mayor por la dinámica que exigen nuestros tiempos. No  así su escritura. Muchos estudiosos sostienen la tesis de que cualquier persona puede escribir un cuento, existen manuales para nuevos cuentistas, puede acudir a ellos o comenzar por una lectura de fondo y forma, lo principal es que inicie y lo desee, sea valiente el ejercicio fortalece el músculo, inténtelo  y  prepárese para  su primer know aut.