Del
cuento
Laura
Olivia Hernández
¿Quién de niño o de adulto no ha experimentado el gusto de contar o
escuchar una historia de aparecidos?, ¿y quién no disfruta las pláticas de una
y mil cosas que se desmenuzan al calor de una taza de café? No es improbable,
el hombre al inventar el lenguaje para comunicarse lo hizo también para narrar y recordar su vida y la de sus
antepasados.
Los relatos forman parte de la
tradición de todos los seres humanos. Entonces, ¿por qué no todos escribimos
esas experiencias? Para caminar por estos senderos, necesitamos abrir nuestro
Yo, dejar a un lado los prejuicios, y
además poseer utensilios literarios. La anécdota no es importante, es la
cáscara, el antifaz, la punta del iceberg diría Hemingway, a la Literatura le
interesa cómo cuentas esa fábula, la
condición humana que soporta, la verosimilitud, la manera de hilvanar los
personajes, el tiempo, y el mundo que envuelve. Condiciones que se pueden aprender a base de
lecturas, sobre todo las de los maestros del género. El cuento ha evolucionado a la par del lenguaje y la mayoría de las cosas que
modifican al hombre. Desde la antigüedad la narrativa es hito de los tiempos:
desde Las mil y una noche, en la Edad Media con el Mio
Cid y pasados unos años los de
Charles Perrault hasta llegar a Edgar Allan Poe, escritor que revolucionó en el
siglo XIX la estructura del cuento. Sus teorías vigentes aún marcan una
frontera del ayer al ahora. Los textos postmodernos imbrican géneros pero mantienen
la base estructural. La brevedad es un atributo, no una condición por lo mismo
suele entrar en una clasificación de
novela por su extensión. No. La novela corta o larga cuenta varias historias y el cuento corto o largo es una sola
historia. Julio Cortazár hace la
diferencia con un ejemplo muy sencillo: el cuento es una fotografía, mientras
que la novela es la película completa. Existen más escritores de novela que de
cuento, es muy difícil dicen algunos y muy
divertido otros por los elementos
a los que se tienen que ceñir. Si
nuestra intención es escribir hay que leer primero. Si somos lectores busquemos
la otra historia, la que no está escrita, la que es reveladora de las pasiones
del hombre. Le aseguro que disfrutará más su lectura podrá mirar a su marido, a
su mamá, a su suegra, a usted mismo, a todos los personajes que integramos este planeta, principales
semilleros de los cuentos.
El acercamiento a la lectura de este género es cada vez mayor por la
dinámica que exigen nuestros tiempos. No
así su escritura. Muchos estudiosos sostienen la tesis de que cualquier
persona puede escribir un cuento, existen manuales para nuevos cuentistas, puede
acudir a ellos o comenzar por una lectura de fondo y forma, lo principal es que
inicie y lo desee, sea valiente el ejercicio fortalece el músculo,
inténtelo y prepárese para su primer know
aut.