sábado, 29 de junio de 2013

Matrimonio Arnolfini de Jan van Eyck

De una galería

De una Galería
Laura Olivia Hernández

¿Sabía usted que un grupo de legisladores compró un lote de 38 importantes pinturas para crear un museo?  ¿Piensan mis dos  lectores  que es una fantasía de mi mente loca?   O tal vez,  por ser tiempo de elecciones,  es mi intención llevar agua algún molino.   Nada de eso,  existen hombres entregados a su deber, con la visión para que sus representados sientan orgullo de sus raíces, y  dado que el arte es memoria y resguardo histórico de un pueblo;  ellos se dieron a la tarea de  adquirir  esas obras de arte y regresarlas a su nación en un sitio digno, en donde  propios y extraños puedan ir gratuitamente a  verlas o admirarlas de acuerdo  a su percepción.  “La Nacional Gallery de Londres”, así nació. Los integrantes de la Cámara de los Comunes  llevaron esa proeza en el año de 1824, con ello dio inicio una colección de arte europeo que abarca obras del siglo XIII hasta nuestros días.  Frente a la Plaza de Trafalgar esta la entrada principal  de este hermoso museo.
   Una de las obras más visitadas es “El matrimonio Arnolfini”, del pintor Jan van Eyck,  cuadro de formato pequeño,  es el retrato de un matrimonio .Lo relevante es la plenitud de símbolos: una vela de llama solitaria, Santa Margarita, la patrona de las mujeres que dan a luz, tallada en el respaldo de una silla, hay un perro de compañía, unos  chanclos abandonados, un espejo convexo  con un arco tallado que tiene diez medallones en miniatura con las escenas de la vida de Cristo. Lo más impresionante de esta pintura, es el espejo y refleja un diminuto autorretrato del pintor, acompañado de otro hombre que puede ser un testigo.  Tal vez en este momento este relacionando este cuadro con las Meninas de Diego Velázquez, por el espejo. Tiene razón, hay una marcada influencia en Velázquez, pintor de la corte con acceso a las colecciones particulares de la realeza, y el “El matrimonio Arnolfini” estaba dentro de esa colección.
Gracias a esos legisladores los ingleses tienen una de las galerías más importantes del mundo.  Es verdad, hay representantes que si ven por su pueblo, lástima que no sea nuestro caso… 



domingo, 26 de mayo de 2013

Libro & Signo

Libro & Signo
                                          laura Olivia Hernández

Desde el título “Una historia de la lectura” da la sensación  que  el autor delicadamente te deja un libro sobre tu escritorio, en tu mesa de trabajo en el buró de tu recámara, ahí  para que lo abras a tu antojo, te sumerjas en la historia de hombres y mujeres que se han dedicado a escribir o a leer.   Dos acciones que están ligadas indisolublemente, amorosamente y constantes en el desarrollo de la humanidad.
     Leer, imaginar el libro sobre las rodillas de Aristóteles, escuchar el canto de las sirenas, vestidas o desvestidas, el deleite de soltar la imaginación y enfrentar tus propias sirenas.  Alberto Manguel  nos lleva de la mano como niños sobre nuestros pasos lectores, una historia que va como película, desde las primeras tablillas con escritura, los copistas, la aparición del libro,  el poder de la lectura, la insistencia del símbolo en cada palabra.
    ¿En dónde surge la ficción? ¿El texto y el lector están limitados a una interpretación?  En esta historia,  San Agustín, Borges, Rilke, Blake  van a intervenir ya sea para decirnos cómo fue su proceso creativo, sus lecturas, sus libros, van aparecer sus obsesiones y tal vez, descubrirás que han sido las nuestras, porque la lectura va dejando una huella indeleble en tu memoria, en tu corazón. Eres capaz de robar un libro, de llorar por tener que abandonar varios libros  porque vas a cambiarte de casa, de entrar a la Biblioteca de Londres y sentarte donde Carlos Marx  escribía o ir  a Baker Street y escuchar: “Elementary my dear Watson” mientras el humo de la pipa inunda la habitación.
    “Una historia de la lectura”  es un libro inacabado, muy lejano a lo dogmático, se lee ligero porque vas anudando tus lecturas con el texto y a la vez señalas  todo lo que te hace falta de conocer. Te proporciona una lista sin números de autores y libros que necesitamos  acercar para ampliar el horizonte del universo, para abrir el conocimiento y revelar la fuerza de la lectura.
    No sólo se habla del mundo occidental sino también del oriental  y aunque sólo dedica unas líneas a las culturas americanas sí aparecen cuándo refiere al nombre que se dio a María Tonanzin  como un cambio para adoctrinar a los indígenas.  La lectura en voz alta  que se realiza en Cuba para los trabajadores de las fábricas y que tiene su origen en la antigüedad  deja de manifiesto un método que se puede aplicar en nuestras escuelas,  plazas públicas o en las oficinas fiscales para sensibilizar y conducir a la lectura.
   El libro de  Alberto Manguel  me encantó y confieso que me dio envidia saber que fue lector de Borges, estaba contenta porque ya se había referido a  Virginia Wolf, Oscar Wilde, Hemingway, Herman Hesse,  Kalfka, San Juan de la Cruz pero, mientras se consumían las páginas no aparecía Julio Cortázar  y ningún mexicano  eso me inquietaba un poco, al final  menciona al gran cronopio y una sonrisa se dibuja en mis ojos, sin embargo, falta en este texto un escritor nuestro  ¿Ustedes a quién incluirían?











viernes, 12 de abril de 2013

Alucinar


Alucinar

Laura Olivia Hernández

¿Su imaginación  lo  seduce o lo espanta?  Muchas veces cuando no hemos visto de cerca una pintura o una escultura y sólo conocemos la referencia bibliográfica,  nuestra mente  traza caminos  de exaltación o de rechazo, y en nuestra versión vamos creando otra obra de arte más bien personal. Cuando estas frente a esa pieza sueles reafirmar tu admiración,  o se queda  al margen de lo esperado. El hecho no es bueno ni es malo, simplemente vas afrontando tu estética. He visto la serpiente bicéfala, portada del libro “El alma de México”.Su belleza me dejó muda; si la fotografía  impacta, al mirar sus colores turquesa, concha y jade, me hicieron navegar en el tiempo: escuché  un  teponaztli  y chirimías, el crujir de hojas verdes debajo de mis pies, un arroyo de agua cristalina arrastrando risas de mujeres que aseaban sus cuerpos morenos, otras que peinaban su cabellera negra azabache, y unas manos tallaban esculturas, otras trozaban piedras preciosas para adornar, era un lugar  ajeno al Bristish Museum. Mi serpiente, que había visto en el libro, era de piedra, gigante, sentía su gran peso y lo daba por sentado. La verdadera es frágil, de madera, pequeña, probablemente es un pectoral, su exquisitez contrasta. El trabajo es una especie de incrustaciones a manera de mosaico. El libro dice: “la Serpiente Bicéfala tiene procedencia desconocida y pertenece a la cultura mixteca- azteca”. El museo afirma: que es uno de los regalos que recibió Hernán Cortes, el conquistador, de Moctezuma, nuestro emperador.  Se encuentra en una vitrina para ella sola, con un fondo negro que exalta sus colores y su forma. Le atribuyen varios significados: si es el arco iris, la fuerza cósmica o la unión entre lo celeste y lo material, en eso no pensé. Simplemente me entregué a la admiración de su delicada forma por largo rato. Con esa misma técnica también hay un cráneo y un puñal, y regresé a las alucinaciones;  cráneo con ojos de pirita como espejo, a un lado el puñal, tantas veces que seguramente fue Carlos Fuentes a visitar el museo que de ahí sacó el título para su texto “El espejo enterrado”, que es otra visión de mis lecturas  que hoy les comparto. Feliz domingo.





jueves, 7 de marzo de 2013

El eterno Femenino


El Eterno Femenino

                            Laura Olivia  hernandez


 Afrodita anida  en todas las mujeres. Nos arropa  una a una con un mítico halo de simbolismo desde la antigüedad. En el fondo del mito tirita la vida misma. Afrodita  emana del mar. Céfiro sopla fuerte, es el viento sobre el horizonte y hace llover flores. Desprende rosas, jazmines, violetas, tulipanes… De las entrañas  marineras, espumante nace  Afrodita, la de cabellera dorada, la mujer  diosa libertaria,  y nos regala a la humanidad a su hijo  Eros que une todo lo creado y esparce el  Amor a la manera de López Velarde: «bailando un vals  sin fin por el planeta».

Afrodita o Venus, igual que la  mar   océana en su eterno vaivén, mece la  renovación  interminable de la vida. Concebida cuando el titán Cronos castró a su padre, el dios Urano, los genitales amputados cayeron a la mar y lo fecundaron. Postraron los dioses la belleza en Afrodita  y ella vive en el alma de  todos nosotros. ¿Acaso no es la belleza búsqueda constante? Es la esencia que nos mueve a disfrutar de nuestro cuerpo, una puesta de sol, un pétalo con rocío de la mañana, los ojos de un niño y de un anciano en el instante de un descubrimiento… Quien insiste en no mirar, es ciego de espíritu.
                                                                           Mujer…
Puja la soledad
y abre sus piernas
                                                           para darme a la luz
de tu cuerpo.*
Sandro Botticelli  en «El nacimiento de Venus»  y «La Primavera», con el aliento renacentista libera las sensaciones de la creación. Sus colores son una pálida luz,  y en su magnitud  nos lleva a nuestro origen primigenio. En ambos lienzos está Afrodita. ¿Qué imán poderoso enlaza la armonía de la naturaleza con el ser humano? ¿En quién recae tal poder de belleza, deseo y  realización? Afrodita no es diosa virgen, le impusieron matrimonio, fue infiel… Después, ella elige a sus amores.
Rosa de Lera en su libro «Reinas, mujeres y diosas», hace una separación entre las diosas sometidas y las libertarias. Hera, Deméter y Perséfone, las sometidas, por ser  madres y esposas. En terreno de libertarias se  encuentran  Atenea, Artemisa y Afrodita. Tres nombres con A, de Arte, de armonía, y de amor… en medio está la diosa Hestia, la sabia consejera. En el panteón Olímpico estas siete diosas son arquetipo de la psique femenina. De ellas abrevaron Cleopatra, Juana de Arco, Marie Curie, Flora Tristán, María Callas, Marilyn Monroe, Tina Modoti, María Antonieta Rivas Mercado, María Izquierdo, Elena Garro, Rosario Castellanos, Aidé Santa María,  ¿Con cuál de ellas se identifica?

 Si en el ambiente fluye un perfume, es el aroma nuestro. Somos nosotras suma infinita del eterno femenino; inspiración de poetas, músicos, pintores, escultores… los artistas del mundo antiguo hasta nuestros días.

Tienes en el ritmo de tu ser,
 todo el palpitar de una canción…
Eres la razón de mi existir… mujer**.


Sin Diosas, Libertarias o Sometidas, el mundo sería tierra seca  y gris.



* Poema XII. Visiones. Juan Jesús Aguilar, 1984
** Mujer. Bolero de Agustín Lara. 

jueves, 21 de febrero de 2013

De este poema surgió el nombre de mi blog


Astillero de letras
Juan Jesús Aguilar



1
Epígrafes son puertos de donde zarpan textos.
Llevan y traen su carga de pasión, viejas canciones
marineras con el rumor del mar, la percusión de oleajes
sobre el casco, el ritmo, palpitar, acento 
en el camino de los peces mar adentro.

2
Océano de Letras que navegan versos de vela,
poesía de remos, botes de poemas,
remolcadores de vocablos, lanchas de fonemas,
cruceros de cuento, bellos buques de novela
y una vía de pecios, los náufragos piratas en estela.

3
Puertos de cabotaje y de altura
donde cargan y descargan la Literatura.

lunes, 18 de febrero de 2013



Gustav Klímt


Pintor  vienes , vanguardista y pleno de color ... a propósito de su famoso cuadro "El beso"
va un ecfrasis de su pintura...

El beso   de Gustav Klimt.


A unos centímetros del abstracto vences ansias suspendidas en oro. Mundo mágico de alquimistas, nigromantes y chamanes, sus pócimas liberan la sed de sus cuerpos. Ella, en flores circulares; él, en líneas rectas, fálica exaltación. Los ojos cerrados abren los deseos, los labios coronados esperan, las manos del universo acortan la distancia de los rostros. La apoteosis del amor  se funde en un sólo canto, en un intenso color dorado, en un aroma de violetas. Obsesivas sensaciones  ocres danzan en  cósmico marco.
                                                                                                                                           Laura Olivia  Hernández.

domingo, 17 de febrero de 2013

Murmullos

Murmullos

A dónde irán los murmullos del río
su cadencia
           las arenas
           su estela de húmedad.

Su cauce agrieta laderas
              como  llanto
las piedras limpiarán sus iras
soltarán amarras los deseos
    la brisa solitaria se empozará.

El río crece como el viento.

A dónde irán estos vacíos
    la esperanza ensordecida
    el tálamo que nos nombra
                 ... los silencios.

A dónde irá este recipiente
                  hecho de palabras

                                  Laura Olivia Hernández

jueves, 31 de enero de 2013

En este Astillero

no pretendemos reparar barcos caídos, ni hacer diques, ni canales  de navegación sino todo lo contrario... vamos a soltar amarras,   que las aguas en su vaiven  liberen nuestros sentidos, acompáñame a
mirar con la piel y a escuchar el silencio que se hace palabra, caricia, dolor, melancolía...